martes, 2 de noviembre de 2010

Tuvo que matarla

De esta manera creo que comenzaré una novela:


Están los dos solos. Mateo se pregunta: ¿qué pasa con ella?, con su arma en la mano. Ella es Sofía, está muy asustada. Disimula muy bien. Ninguno dice nada. A Mateo se le acaba de ocurrir una palabra por decir, pero no se atreve. Se frota el revolver en su recién crecida barba. Ella está aterrada, cada vez más. Sigue disimulando.
A veces se miran, poco, pero muy intensamente. Sofía rompe el hielo. Le dice que lo ama y suda muy frío a la vez. Mateo no soporta la situación, levanta su brazo y dispara. Ella cae, entiende a Mateo. Intenta hablar pero no puede. El la observa unos segundos y vuelve a disparar. Se ha quedado solo. Abraza al cadáver.